sábado, 31 de mayo de 2008

Aleluya

Rufus Wainwright cierra su concierto en el Monasterio de la Cartuja con el Aleluya de Cohen. Más que una versión, un escalofrío. Cuando me levanto, en el correo, me encuentro que me han alegrado la mañana con una variante aún mejor, la de Jeff Buckley. Lo imposible es real, es aún más emocionante, es más verdad que la de Rufus. Duele. Un día que arranca con tanta belleza tiene que ser forzosamente bueno.

But love is not a victory march

It’s a cold and it’s a broken hallelujah...

jueves, 29 de mayo de 2008

Tú, a contar historias

Es lo que me recomendó Kacho cuando le lloré con aquello de que le decía adiós a mis milicos, los que hicieron de la Castellana mi nueva casa. Luego fue Diego-Turrón quien me dijo: "Bienvenida, el oficio te espera". Joder. Qué bien. Cómo animan mis chicos. Pero lo cierto es que no me lo creía. Las ganas de redacción luchaban con las ganas de Madrid. Una pelea encarnizada, lo juro. El caso es que los días han pasado y ya estoy contando historias. Tristes por ahora, pero historias. Parece que no dejé ni un día mi bendita redacción, los pies se me van solos a la máquina de café del Santi (que me ha vuelto a subir el agua, el canalla). Parece que no me hubiera marchado, ni un día. Con una enorme diferencia: por ahora sólo tengo lo bueno, lo tremendamente bueno, y nada de lo que algunos días empañaba el trabajo. Nada nada nada. Pero sí, ha pasado el tiempo, y ha sido un tiempo productivo, rico, nuevo. Hoy tengo tantas cosas más, tanto bueno... Lo echaré de menos, pero sin llantos. Qué bueno es el regreso, con la Úrsula a mi vera.

lunes, 26 de mayo de 2008

jueves, 22 de mayo de 2008

Regalos


Tengo un cargamento de besos, otro de abrazos, otro de ánimos, un camión repleto de ayuda humanitaria para el espíritu. Me lo llevo entero para Sevilla. Así es difícil no curarse. Algunos me los mandáis acompañados de música (gracias, Miguel); otros de poesía (gracias, Oli); alguno con un cuadro (gracias, Diego). También ha habido artículos para que no se me enfríe la sangre (gracias, Gordi). Los dosificaré para que me duren muchos años. Como esas creaciones de Willy Wonka, esos helados que no se derriten nunca o los caramelos que no pierden el sabor. Y si engordan, que engorden.

P.D: El dibujo, del Coso de Ilustradores.

miércoles, 21 de mayo de 2008

Hoy

Anoche me acosté como Annie la huerfanita, canturreando aquello de "mañana, mañana, ven pronto, mañana". Mañana es hoy, es ahora, y los hombres de traje gris han decidido. Ellos y mi economía a la baja, y mi imposibilidad de esperar más. Todo junto, los astros o las fuerzas esas en las que tanto cree Isabelita, me llevan a dejar la ciudad de las facturas. No sin dolor, todo sea dicho. Madrid me ha dado tablas, sabiduría, aire, libertad, estabilidad, seguridad, conocimiento, me ha dejado cicatrices y me ha regalado emociones, aprendizaje, experiencias imposibles de repetir. Mi desviación provisional del periodismo ha sido eso, temporal, y nunca ha sido una salida de vía. Eso no. Sin el periodismo no vivo. Ahora retomo la senda y vuelvo al camino, al de los misioneros de Kapuscinski. Como dice mi hermano Kacho, "tú, a contar historias". Pues a eso vamos. Y lo hago en mi casa, en la que se me ha querido, se me ha respetado y se me ha guardado. Como al soldado que se va al frente. Pero se acabó la mili. Vuelvo distinta, no tanto resabiada como fortalecida. Eso del respeto a uno mismo creo que he empezado a conocerlo, antes no sé dónde estaba. En fin, como los suicidas fallidos, lo volveremos a intentar. Que no se nos quede el deseo enredado en la rutina. Y si fallamos... aprenderemos. Mientras, como dice el Rico, escribiremos de Sevilla, que eso en Rusia es Internacional. Ya es un paso. Me voy, que apenas tengo dos días para decirle adiós a mi ciudad. Pardiez, al final te he hecho mía... Quién lo diría. Ah y, por supuesto, el futuro está aquí. Nunca lo dudéis.

"Y si el futuro se nos vuelve amargo, lo tragamos con un buen vino de Anjou...". D´Artagnan.
P.D.: Siempre y cuando no nos lo envenene Milady.

Él nunca lo haría

La Derrota ha dejado en el foro revertiano este aviso para los malvados que pretendan abandonar a sus animales este verano. Más en http://www.entrecomics.com/?p=14942


Al día, al fin

RTVE, al fin, ha hecho una web como dios manda. La anterior era especialmente mediocre, por no decir mala, directamente. Lo que más me gusta de la nueva, además del archivo y de la información actualizada, son los blogs. Es verdad que faltan los de Óscar Mijallo, la Calaf, el de Ángel Gómez Fuentes... pero los que ya están activos son excelentes (Molló, Idígoras, Gemma García). Y, sobre todo, al fin podremos leer a diario a Fran Sevilla, eso sí que es un regalo.

martes, 20 de mayo de 2008

Mañana

Suena Ruibal en directo (Este beso que me das no va a remediar el hambre, ni dará la vuelta al mundo derribando los alambres, pero podría, quizas, sanarme de la tristeza, una terapia de amor, un jarabe de belleza, pa' mi corazón). Pita un mensaje. Es Turrón. Si inclino mi cabeza hacia atrás desaparece el cemento, queda el cielo azul gastado de Madrid. Pasan pájaros a diestra y siniestra. En la mesa, la primera parte de El vizconde de Bragelonne. Athos y D´Artagnan acaban de restituir a un Estuardo en el trono inglés. Llama el teléfono. Mi hermana Lola. Sobre los tejados se escapa la tarde. En el recuerdo inmediato, una amiga. Rocío. Nos traerá al primer niño de Periodismo C. Calor y risas. Mi boca sabe a café. Y en la tele triunfa la Calaf en China. Vaya. Entra un correo. Mar. Ofrece tapa y cotilleos. Me mira desde la ventana el gatazo de mi vecina Ana. El de Cádiz sigue dándole a la guitarra. Así es imposible no sonreir. ¿Cómo era aquello de Wilde? "Con flores, libertad, libros y luna, ¿quién no sería perfectamente feliz?". No me falta nada, porque la luna está saliendo. Las flores las pusieron los míos del ministerio una semana atrás y aún duran frescas. Así es fácil ser feliz. Y mañana... Mañana unos señores de oscuro decidirán en parte lo que ha de venir. Bueno o malo. Pero eso será mañana. Ahora silencio. Ruibal le canta a abril en mayo.

Santiago Pedraz

Salvo la familia de José Couso y los compañeros de oficio, sólo el juez Santiago Pedraz se está empeñando realmente en saber lo que ocurrió en el Hotel Palestina de Bagdad cinco años atrás. Cuando la Audiencia nos dio la puntilla asegurando que no encontraba motivos para imputar a los norteamericanos que dispararon su M1 Abrams, ahora viene Pedraz y llama a declarar a Federico Trillo y Ana Palacio. Ha pedido al Ministerio de Defensa que dos de sus expertos expliquen cómo funciona el carro de combate desde el que dispararon al cámara de Tele 5 y a su compañero Protsyuk, qué posibilidades hay de disparar de forma accidental, qué capacidad de distinguir objetivos tiene. Y para mayor aplauso, tiene previsto viajar a Irak para que sean sus ojos los que vean el escenario del crimen. Dicen que es un juez estrella. Yo sólo veo que en este caso se quiere ganar el sueldo. ¿Será porque es hijo y marido de periodista?
P.D.: Ya puestos, el juez podía llamar a Moratinos, para que le explique si hubo o no favores a su colega Rice.

lunes, 19 de mayo de 2008

Por el buen camino

Algo se mueve en la prensa israelí si hay espacio, al fin, para contar que el Día de la Independencia es también el Día de la Naqba. Si hay espacio para denunciar abusos policiales contra los palestinos. Y como noticia de apertura en una web. Bien, vale, sólo lo hace el Haaretz. Pero es un paso...

Madres e hijos

- ¿Que tu hijo ha venido a verte? Lo que tienes que hacer es echarlo. Otra vez viene a llevarse tu dinero. Es un desagradecido, un borracho. Se aprovecha de que estás enferma y te va a sacar hasta los ojos.
- Mi hijo no es malo, es que ha tenido mala vida...
- Que no es malo, dice. Te saca los cuartos, te rompe los muebles, y todavía dirás que lo quieres en tu casa.
- Es que, cuando me habla, durante un rato, desaparece el dolor.

Señora A + Señora B. Línea 27 de la EMT, a la altura de Neptuno. Esta mañana.

domingo, 18 de mayo de 2008

sábado, 17 de mayo de 2008

Desterrado del infinito

Decía Baudelaire que el domingo es un día desterrado del infinito. O sea, un animal muerto en mitad del camino, inanimado, blando e inútil. Toda mi semana ha sido un domingo, día tras día, una repetición de rutinas para mantener mínimamente la humanidad que se nos presupone. Lo demás, la nada. Ojalá al menos fuera la Nada, con mayúsculas, la de Ende, pero no, es la nada simple, la ausencia de vida, de ganas, de esperanza. Plana semana, cada minuto idéntico al anterior. Pura desidia, o dejadez, o ataraxia, que decía Baroja. Las palabras de otro escritor llevo repitiéndome como una letanía estos días: "Sonríe sin rencor a lo que te ha abandonado", dice Milosz. Pero ni por esas. No puedo hacerlo. Es demasiado peso, que gemiría Porthos. Sólo la risa salvadora de los amigos ha puesto alguna luz en las horas opacas, sucias. Sólo así he evitado mirar el reloj, ver que el tiempo me come y me arrolla. Nunca una ciudad tan grande se me hizo tan pequeña. Nunca una habitación con tanta luz fue tan opresiva. Nunca el ansia me quitó así las energías. Porque es el infinito lo que está en juego, porque me va la vida en ello. Habrá que respirar una vez más y reanudar la espera. A lo mejor tengo que ir a beber agua de San Isidro y se me pasa. A lo mejor es que tengo mucho cuento.

viernes, 16 de mayo de 2008

Que me tenga cuidado el amor

"La cobardía es asunto de los hombres, no de los amantes. Los amores cobardes no llegan a amores, ni a historias, se quedan allí. Ni el recuerdo los puede salvar, ni el mejor orador conjugar...".

Silvio Rodríguez, Madrid, 1979.

El pilar


El pilar de la Guardia Civil, desde que la creó Ahumada en 1844, no ha sido la virgen zaragozana. Qué va. Han sido las mujeres que se quedaban criando hijos y custodiando cuarteles mientras los hombres se iban a proteger a los españoles. Ahora, además, las mujeres patrullan, investigan, auxilian con el uniforme puesto. Sin ellas nunca es posible. Sin pilares como María Victoria Campos, esposa y viuda de Juan Manuel Piñuel Villalón, el último guardia asesinado por ETA. Su dignidad, su fortaleza, su entrega, son el mejor ejemplo de la entereza de un Cuerpo. Con sus virtudes y defectos. Ya me salió otra vez la vena civilera, sí. Qué pasa. Pienso en mi madre y en las infinitas madres que he visto en los cuarteles. Hoy la dignidad de Victoria las hace grandes a todas. Con su cruz al cuello.


P.D.: La foto, de Efe.

jueves, 15 de mayo de 2008

"Sonaba a hueco"

Millás fue uno de mis articulistas de cabecera en los tiempos de la facultad. Hoy, como a otros a los que quería imitar, ya no lo quiero tanto, pues la convivencia de años ha hecho que comience a verle algunos defectillos. Sólo algunos, eh. Sin embargo, cuando días atrás os colgué el artículo sobre el Kursk, se me removió la conciencia, volví a sus textos y a esos años de sueños, de ansia, de ilusión. Nunca fui tan buena lectora de periódicos como entonces. Así he recordado otra gran columna de Millás, muy dura, a cuento de la guerra de Kosovo (año 99). Su descripción del periódico del día es aplicable al de hoy, con sus Chinas, Birmanias, Palestinas. Obra de precisión de principio a fin. Creo que os gustará, y os incomodará.

La ceguera de la Audiencia

La Audiencia Nacional va a dar carpetazo a la investigación por la muerte de José Couso en Bagdad, hace cinco años. Las razones: los tres militares estadounidenses procesados actuaron en un "acto de guerra" que justifica su ataque, al sentirse amenazados; no tenían "intención directa" de matar al cámara de Tele 5 y en todo momento pensaban que disparaban contra un enemigo iraquí. ¿Es un acto de guerra, es disparar contra el enemigo, atacar el hotel en el que se encuentra toda la prensa internacional? Porque todos, absolutamente todos los habitantes, visitantes y mercenarios de Bagdad de aquellos días sabían que el Palestina era el hotel de la prensa. Y de nadie más. Sobre todo al día siguiente de que los americanos se hicieran con el aeropuerto de la capital, cuando la estampida de los fieles a Sadam fue generalizada. O sea, que sabían que el hotel era un terreno neutral, un edificio civil intocable. Allí no había enemigos y ellos lo sabían. Otra cosa es que entre el temor con un arma en la mano, que se tenga el gatillo fácil, que se sea un pobre soldadito estadounidense muerto de miedo. ¿Con sus vanguardistas miras telescópicas no distinguieron una cámara de un lanzacohetes? Las únicas armas que había en el Palestina eran esas, las cámaras y los bolígrafos.
Entiendo que cuando un periodista se larga a una zona en conflicto va con todas las consecuencias, a sabiendas de que te pueden matar (aunque eso ya también te puede pasar cubriendo la Liga del Madrid en la Cibeles...). La mala suerte siempre ronda. Pero esto no es mala suerte. Es un ataque premeditado. Un observador que disgusta. No hubo la más mínima paciencia para comprobar lo que pasaba. Se entiende el disparo cuando tienes al contrario apuntando, no cuando sabes que no puede ser otra cosa que un informador. Por eso ahora Carlos Hernández, Jon Sistiaga, Olga Rodríguez y Jesús Quiñonero, los periodistas españoles que vivieron el ataque junto a Couso, han tratado de aclararle algunas cosas a la Audiencia. Al menos queda el derecho a protestar. Qué bien nos hemos portado con el amigo americano. Condoleezza Rice nos pidió hace un año que nuestra justicia no se ensañara con sus tres muchachos. Parece que hemos cumplido. Aunque sea a costa de meter esa justicia en un cajón.

miércoles, 14 de mayo de 2008

Vamos a matar la muerte


Otra vez... y otra más... y otro cuartel... y otro guardia de puertas. Otro mazazo, más condolencias, más unidad (perdón, más unidad de posturita). ¿Hasta cuándo?

martes, 13 de mayo de 2008

La última palabra

La última entrada de Oli me ha recordado un artículo que Juan José Millás publicó en el año 2000. Para los que nos dedicamos a escribir, o al menos pretendemos volver a hacerlo, aporta alguna respuesta de para qué sirve nuestra tarea. Seamos periodistas o literatos, escribir sirve para contarlo. Grande grande grande Millás.

P.D.: cómo se parece en la foto a Javier Sampedro (El País)...
P.D. 2: de lo de Couso en los tribunales hablaremos otro día.
P.D. 3: no me resisto a dejaros la entrevista de Gemma Nierga a Javier Marías, nuestro nuevo señor académico.

Cuando el forofo sustituye al periodista...

... la objetividad se pierde. Y el empleo también. Qué torpeza.

lunes, 12 de mayo de 2008

Amén

Una no es precisamente de rompe y rasga, pero no es eso. Es que nos hemos pasado de la raya. Ni niños de domingo ni triunfitos despelotados. La náusea (mejor, la vergüenza ajena) marca los límites. Para vosotros y para nosotras. Qué razón tiene el heterónimo femenino del Jefe.

Larry Towell


Me he enganchado a los especiales periódicos de la Agencia Magnum (regalo de los dioses Capa, Seymour, Cartier-Bresson, Rodger y Vandivert), que cada poco envían por email. Como en cada uno descubro a un fotógrafo mejor que el anterior, he decidido compartir esos blogs monográficos con vosotros. Empiezo con el de Larry Towell.
La foto: Canadá. Ontario. 1996. Kent County. Mennonite.


El decano

Maruja Torres, Javier Espinosa o Mikel Ayestarán están haciendo un trabajo excelente desde Líbano, pero reconozco que tengo debilidad por Tomás Alcoverro, el decano. Muy grande el maestro.

A Europa

Hoy me perdonaréis que me ponga freaky.... Pero si queréis razones, que os las explique Sabina.

El oficio, por Wilder

"Va... Periodistas... Un atajo de pobres diablos con los codos raídos y los pantalones llenos de agujeros, que miran por el ojo de la cerradura y que despiertan a la gente de madrugada para preguntarle qué opina de fulanito o de menganito. Que roban a las madres fotos de las hijas que han sido violadas en los parques. ¿Para qué? Para hacer las delicias de un millón de dependientas y amas de casa. ¿Y sabéis qué? Al día siguiente su reportaje sirve para envolver un periquito muerto".

Jack Lemmon-'Hildy' Johnson, en Primera plana (1974).

domingo, 11 de mayo de 2008

60 años

Ben Gurión observa a Golda Meir mientras firma la Declaración de Independencia de Israel.


Dice el Génesis que Dios le hizo una gran promesa a Abraham, el primer patriarca judío: "A tus hijos les daré la Tierra de Israel como heredad". Andando el tiempo, Moisés acabó con la esclavitud de los judíos en Egipto e inició el éxodo con lo que ya se llamó así, el pueblo de Israel. Un pueblo sin tierra. Elegido por Dios, pero sin tierra. A los suyos, Moisés les pone una condición: que renuncien a dominar a los pueblos que se disponen a ganar, porque quiere romper la tendencia fatal de la historia de convertir a los judíos en esclavos. Más claro: aquellos cuyas tierras debía ocupar Israel tenían que ser exterminados, exterminio sagrado, impuesto por Dios. Por si acaso se hacen más fuertes que nosotros. Nunca más sometidos, pensaron.


Muchos siglos después, los judíos fueron diezmados por el peor proceso de su historia, al holocausto nazi, ejecutado ante la ceguera de los que veían y no querían ver (alemanes de a pie y algún que otro estado europeo). La culpa inmemorial que pesó como una losa en Occidente por no haber parado esa masacre (entre seis y siete millones de víctimas) hizo que las entonces colonias de Oriente Próximo, Francia y Reino Unido, decidieran consumar con un estado judío la expropiación injustificada de tierras en perjuicio de los árabes, que se llevaba a cabo ya desde hacía décadas. La ONU recién parida avaló el nuevo país. La llamada comunidad internacional habló de justicia. Una tierra para un pueblo. Al fin.


Ahora ese estado cumple 60 años, con la satisfacción de saber que los judíos han encontrado un lugar donde vivir sin discriminación, sin persecución. Un espacio donde respirar. Bien. Ese es un buen balance. Pero, aunque está claro que nadie hoy va a poner en duda ya la legalidad del Estado israelí (no hablaré de legitimidad...), en semejante aniversario hay que echar una mirada al otro lado. A los palestinos. El sometimiento con el que los arrinconaron hace 60 años hoy sigue existiendo, pese a las numerosas resoluciones de Naciones Unidas, la Hoja de Ruta a ninguna parte, Annapolis y las buenas palabras de Bush. Los palestinos no tienen nada que celebrar, pero sí recuerdan su naqba, su día de la vergüenza, cuando se lo quitaron todo. ¿Feliz? No, este aniversario es una constatación del tiempo pasado y poco más. Sigue habiendo demasiado dolor en la otra trinchera para descorchar el champán. Pero eso parece darle igual a todos, hasta a Obama. Más de lo mismo, ya sé, pero cómo escuece. Os dejo un párrafo de los diarios de Theodor Herzl que da la clave que sustenta hoy y siempre a Israel.

"(...) La Tierra Prometida, donde estará permitido tener la nariz y las piernas torcidas y gastar barbas negras o rojas, sin ser por ello despreciable. Donde, finalmente, podremos vivir como los hombres libres en nuestra propia tierra y morir, tranquilamente, en nuestra propia patria. Donde se nos tributarán honores en premio a grandes obras. De suerte que la palabra injuriosa "judío" llegará a ser un título de honor... De suerte que nuestro Estado nos permitirá educar a nuestro pueblo para las tareas que todavía se hallan más allá de nuestro horizonte. Dios no habría conservado a nuestro pueblo durante tanto tiempo si no tuviéramos que cumplir todavía una misión en la historia de la humanidad".

viernes, 9 de mayo de 2008

La Janis

Anoche se murió la Janis. Con una buena dosis de heroína extraordinariamente pura en el cuerpo. Horas después, una radio mexicana contaba su último mal viaje y le pinchaba en homenaje Me and Bobby McGee. Así fue como el Sandy, David Valenzuela, se enteró de que su bruja blanca ya era cenizas. Ocho minutos pasó con ella en una habitación, Hotel Chelsea, Los Ángeles. "I´m Janis Joplin, you can tell everybody you fuck Janis Joplin". Ocho minutos le bastaron para jurarle fidelidad eterna. Ni Carlota ni Rebeca lo hicieron ceder. Quería a esa mujer con pezuñas de animal y túnica psicodélica. Y ahora dicen que no vive más. Ocho minutos. Una vida. Qué más da que te tiren al mar unos policías corruptos. Qué más da. "Hey, chavo, ¿qué onda? Sígueme, te he estado esperando".

El amante de Janis Joplin, Élmer Mendoza. Tusquets.

jueves, 8 de mayo de 2008

Fran y Jose, buenos entre los buenos


Hoy la Agencia Efe ha entregado sus premios anuales y no quería dejar de reseñarlo en esta gacetilla. Sobre todo, porque distinguen a uno de los periodistas que me hicieron enamorarme de Israel y Palestina, Fran Sevilla (en la foto con el Rey) y a un programa, En Portada, que, más allá de ser posiblemente el mejor que hoy se emite en la televisión española, es el espacio en el que trabaja un buen amigo, José Jiménez Pons, uno de los más grandes realizadores de este país. Uno de aquellos valientes del curso de corresponsales del 2005, un tipo entrañable que siempre tiene una palabra de ánimo, una sonrisa y una buena historia que contar. Además de toda la humanidad de la que carece buena parte de nuestro querido gremio. Ya lo teníais en los favoritos -a la derecha de la pantalla-, pero aún así os dejo el enlace del programa, donde podéis ver los reportajes galardonados. Y uno sobre Serbia... En fin, que enhorabuena.

Aquellos maravillosos años

"Hoy van a ver un programa realmente sangriento, con todo el horror que puedan imaginar y más. Es tan asqueroso que me niego a verlo. Adiós". Así hablaba el Jefe, Arturo Pérez-Reverte, cuando se le calentaba la sangre en la tele. Es una frase literal de sus años al frente de Código Uno, en su última etapa periodística (si es que no es periodismo, y del bueno, Territorio Comanche o Un día de cólera). La parrafada la he sacado de una entrevista fantástica que le hizo el gran Enric González en El País, hace tiempo. Todo viene a cuento del vídeo que me manda Mario, para que veamos al cartagenero en los años en los que nos arrastró a este mundo, perro y adictivo mundo, del periodismo.

P.D.: veo al amigo Luis Pérez en Bangkok, contando historias de la catástrofe en Birmania, y de nuevo se me ponen los dientes largos... Historias, hay que contar historias. Ay, a ver dónde acabamos. Qué envidia, pardiez.

Contra viento y marea


Veo la reseña de El País sobre la entrega de los Premios Ortega y Gasset de Periodismo y no hago más que maravillarme. Qué gente, qué entrega, qué ganas de contar historias contra viento y marea. Este año no sólo se han distinguido carreras nobles, limpias, trabajadas hasta el extremo, de altura estilística, sino que se ha premiado a los que dan voz a los que no la tienen y a aquellos que tratan de ser acallados. Mi adorado Gervasio Sánchez, el maestro John Lee Anderson, la valiente cubana Yoani Sánchez, y Sanjuana Martínez, mi nueva heroína de Monterrey. Apenas cuatro días después de que Reporteros Sin Fronteras nos recordase lo mal que anda la profesión, al menos celebramos el reconocimiento a los que lo intentan hacer en condiciones, "come rain or come shine", que cantaría Chet Baker. No tenemos que irnos tan lejos: hace media hora un amigo me contaba cómo uno de sus jefes ha debido hacerse con una licencia de armas para ir preparado, por si acaso, por si a los encapuchados les da por ir de caza. Y eso lo tenemos aquí, no estamos en Irak, ni en Mozambique, ni en Cuba ni en México. Qué miedo. Luego nos quejamos de las presiones editoriales.


P.D.: Cómo no, la imagen es de don Gervasio. Se titula Sofía y Alia, la publicó La Vanguardia y es el retrato que le ha valido el premio al cordobés. Genial, claro, como toda su obra.

martes, 6 de mayo de 2008

Normalidad anormal

Qué ganas tenía de volver. A ratos pensaba que lo mejor era dejar esta paginilla, porque aporta lo justo. A ratos hay quien te anima a seguir (gracias, Boca), quien te dice que no hay quien te aguante con las Palestinas, los Israeles y el frito variado de periodismo. También la tecnología -la ausencia de ella- ha sido determinante para largarme por tanto tiempo. Pero bueno, nada que unos cientos de euros (oh, dolor!) no hayan solucionado hace diez minutos. El caso es que vuelvo al blog, un ancla que me amarra a mi normalidad anterior, aún no recuperada, y ya veremos si algún día. Seguimos caminando entre tinieblas, inquietudes y horizontes que se alejan o se aproximan, según la hora, el minuto, el segundo. Menos mal que están ahí la familia, los amigos, los nuevos amigos, los libros. Mientras repaso la lista de cosas que me hubiera gustado compartir en estos días (algunas han prescrito, como los delitos), os dejo una sentencia de Ana María Matute en la que he puesto toda mi fe. Porque lo mejor, espero, está por llegar.
"Todos llevamos dentro una palabra extraordinaria que todavía no hemos logrado pronunciar".
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