viernes, 27 de noviembre de 2009

Periodismo de altura en Málaga

El reportero Ramón Lobo y el fotógrafo Bernardo Pérez inaugurarán el próximo lunes las jornadas de periodismo que organizan el Area de Cultura y Educación de la Diputación y la Cátedra Manuel Alcántara de Periodismo y Literatura, bajo el título 'Reporteros. Cinco conferencias: Maestros del género', que tendrán lugar del 30 de noviembre al 4 de diciembre en el Centro Cultural Provincial.
Durante estos días, a partir de las 20.00 horas, los asistentes podrán "compartir las vivencias de los grandes profesionales del género en España, que mostrarán en sesiones temáticas monográficas su trabajo, experiencias y su visión del reporterismo actual", según indicaron desde la Diputación Provincial en un comunicado.
Así, el 30 de noviembre estará dedicado al reporterismo de guerra, con la participación del reportero Ramón Lobo y el fotógrafo Bernardo Pérez, que serán presentados por José Manuel Atencia, director de contenidos de SER Málaga. Lobo es periodista de El País desde 1992 y ha cubierto diversos conflictos en Irak, Balcanes, Haití, Afganistán, Líbano, Israel y Palestina, entre otros; mientras que Pérez trabaja en dicho diario desde 1976 y ha publicado en numerosos medios y revistas como The Independent, Paris Match, Liberation, Stern, etcétera.
El 1 de diciembre el escritor y periodista Javier Reverte (Madrid, 1944), autor de numerosas novelas como el reciente 'El río de la luz' (Plaza&Janés, 2009), sobre los paisajes y las historias de un largo viaje de tres meses por Canadá y Alaska; dará una ponencia sobre el reporterismo de viajes, que será presentada por el director del diario 'Málaga Hoy', Antonio Méndez.
El 2 de diciembre el columnista Manuel Alcántara presentará a Santiago Segurola, adjunto a la dirección del diario Marca desde agosto de 2007, y al columnista del diario Marca Julio César Iglesias, que ofrecerán ponencias que versarán sobre reporterismo deportivo.
Al día siguiente, Antonio Rubio, subdirector desde 2005 del diario El Mundo y especialista en temas de narcotráfico, terrorismo, guerra sucia, servicios de inteligencia, corrupción política y económica; ofrecerá una conferencia sobre periodismo de investigación que será introducida por Tomás Mayoral, director de ediciones digitales de Prensa Ibérica en Andalucía, Murcia y Alicante; y presentada por Rafael Porras, director de El Mundo Málaga.
Por último, el día de la clausura contará con la presencia de Rosa María Calaf y Mikel Ayestarán, que debatirán sobre el reporterismo de enviados especiales. Calaf ha sido durante 37 años corresponsal de TVE. Su último trabajó fue en la región Asia Pacífico y anteriormente había sido corresponsal en Moscú, Viena, Buenos Aires, Nueva York, Canadá y Roma. Por su parte, Mikel Ayestarán es enviado especial de ABC y ha viajado a numerosos países como Líbano, Siria, Afganistán, Irak, Pakistán o Irán. En esta ocasión el presentador será José Vicente Astorga, jefe de edición de diario 'Sur'.
Fuente: Europa Press.

martes, 24 de noviembre de 2009

Márquez

Es el cámara de televisión más valiente que conocí. Y eso que tuve el privilegio de trabajar con unos cuantos. Tenía la sangre fría y el pulso de hierro, el cabrón, hasta el punto de que a veces, cuando estábamos ganándonos el jornal, yo tenía que decirle que moviera un poquito la cámara o se agachara porque, si no, nadie creería que estuviese grabando de verdad aquello de cerca, sin trípode y de pie. Recuerdo que una vez, en un sitio llamado Gorne Radici, se mosqueó mucho porque, en vista de que no se movía cuando cascaban cebollazos, yo intentaba empujarlo disimuladamente para que no sacara los planos tan perfectos. Se rebotó con aquello y empezamos a discutir en mitad del pifostio, y pasamos el resto de la mañana, yo dándole empujoncitos cada vez que nos arrimaban candela, y él apartándose de mí y diciendo que me iba a calzar una hostia, mientras los de las escopetas que andaban pegando tiros nos miraban como si estuviéramos majaras.
De Vietnam a los Balcanes pasando por la plaza de Tiannanmen, la biografía de Jose Luis Márquez cubre más de un cuarto de siglo de historia bélica. De conmociones internacionales que abrieron telediarios. Tuve la suerte de trabajar a su lado muchas veces, en especial durante la larga guerra de los Balcanes. Con él pasé en Mostar mi última Navidad como reportero, la del año 93. Creo que nunca respeté tanto a nadie. Y no fui el único. Ese fulano gruñón, compacto y duro, de ojos azules y jeta impasible, con su voz de carraca vieja y su sempiterno cigarrillo colgado en la boca, era y es una leyenda en el mundo de los reporteros gráficos internacionales. Yo mismo vi, después de que grabara unas imágenes de belleza y horror perfectos –a veces una cosa y otra eran compatibles, pues no siempre lo peor es la sangre– en un lugar llamado Kukunjevac, acudir a la sala de montaje a los más fogueados cámaras de las televisiones internacionales para contemplar su trabajo, admirados. «Es la guerra de verdad», comentó Rust, de la CNN. Y por Dios lo era.
Ustedes mismos, quienes veían aquellos telediarios, recordarán otro de sus momentos de gloria profesional, pues unas imágenes suyas dieron la vuelta al mundo, emitidas cientos de veces: un croata tumbado en el suelo, intentando acertarle con un lanzagranadas a un tanque serbio, en Vukovar, mientras las balas trazadoras que disparaba el tanque pegaban en el asfalto alrededor, entre las piernas de Márquez; que, de pie junto al soldado, grababa la escena. Luego, un impacto en una pierna del soldado, éste saltando a la pata coja, las manos del reportero que estaba con Márquez metiéndole un paquete de kleenex al herido en el agujero de bala para taponar la hemorragia, y en ese momento, pumba, un zambombazo que hizo a herido y reportero buscar resguardo a toda leche, mientras el cámara, que seguía grabándolo todo de pie y sin inmutarse, se limitaba a pulsar la tecla de zoom abriendo a plano general.
Se jubiló hace algún tiempo de la tele. Nos vemos de vez en cuando, o hablamos por teléfono con esa bronca aspereza que era, y sigue siendo, nuestra manera de ser amigos. Vete a tomar por saco. Mamón. Etcétera. Nunca hablamos entre nosotros de batallitas, ni falta que hace. Como mucho, recordamos a Miguel Gil Moreno, a Julio Fuentes y a los otros compadres que dejaron de fumar. Cuando me pasé del todo a la tecla, escribí Territorio Comanche y dediqué el libro al puente de Petrinja y a Márquez –Carmelo Gómez lo encarnó de maravilla en la película de Gerardo Herrero–, los jefes de la tele quisieron vengarse en él, pues yo estaba fuera de su línea de tiro. Lo pusieron a hacer guardias en la puerta de la Audiencia Nacional. Es la única vez en mi vida que he usado el teléfono para algo así: llamé a Ramón Colom, director de TVE, y le dije que, si no lo dejaban en paz, igual me daba por escribir sobre otros territorios y sus habitantes, y entonces nos íbamos a reír mucho, todos. Ramón captó el mensaje, cumplió como un caballero, y Márquez volvió a sus guerras: Kosovo, Chechenia, Iraq y todo eso. Luego aceptó la jubilación anticipada, y ahora vive junto al mar, con un enano que, estoy seguro, tiene la misma cara de rubio cabrón, la voz de carraca y la mala leche que su padre.
Sólo una vez en veintiún años lo vi moquear. No trabajando, pues ya he dicho que era impasible. Se lo comía todo para sí, y al acabar el curro dejaba la cámara en el suelo, se sentaba en cuclillas con la espalda contra la pared y encendía un pitillo en silencio. Decía que cuando se jubilara iba a comprarse un Rolex, y decidí adelantarme gracias a los derechos de autor de Territorio Comanche. Una noche lo invité a cenar un chuletón en El Schotis, en la Cava Baja de Madrid, y le tiré el reloj sobre la mesa. «Toma, gilipollas», dije. Se lo quedó mirando, sin tocarlo, y sólo dijo dos veces: «En mi puta vida». Fue entonces cuando lloró. No mucho, claro. Una lagrimita de nada. Estamos hablando de Márquez.

El Maestro, en su web.-

Urgencias, ansias, olvidos

Qué complicada es la vida cuando se revuelve. Uno está tranquilo todos los días, con su rutina y sus historias, y de golpe viene un zarpazo y todo cambia: los tiempos, las prioridades, el ánimo. En la libreta se agolpan las anotaciones de aquellas cosas que NO se pueden olvidar para el blog: en mayúsculas el Andalucía de Periodismo para Antonio Acedo, pero también las reflexiones sobre lo nuevo de Muñoz Molina, o de Tim Burton, la masacre periodística en Mindanao, lo nuevo por venir de Vocento, el recuerdo de Ágreda para mi periódico, una canción de Piazzola que no se me va de la cabeza (abajo os la dejo), unas cuantas frases de House que me ayudan a guardar la calma, la maestría de Juan Rubio... Mucha vida en mitad de tanta incertidumbre. ¿Lograré tomar de nuevo el pulso a esta costumbre bloguera? Ojalá. La echo enormemente de menos.

lunes, 16 de noviembre de 2009

Amanecer en Berlín

Dicen que los periodistas ahora son indolentes, comodones, que les angustia tener que mover el trasero de la redacción ante un suceso. Eso es, literalmente, mentira, porque no es lo que veo a diario a mi alrededor. Mala fama, que nos han echado encima. Sigue habiendo nervio y ganas. A lo mejor es que tenemos a quien emular. Un ejemplo: Paco Gil Chaparro, Enrique Cervera y Santiago Roldán. Tenían veintipocos cuando cayó el muro de Berlín. Trabajaban en un periódico "de provincias", que dicen en Madrid, pero entendieron que aquel acontecimiento histórico había que cubrirlo para su gente, para El Correo. Y allá se fueron, con sus medios, a su aire. A ver la historia pasar y a contarla. Estos días, 20 años después, han recordado aquellos días para la compañera María José García. Un reportaje emocionante que reconforta y enseña que quien quiere, puede. A ver si aprendemos.

P.D.: El del correo bajo el brazo es mi adorado Pacogil.

Asuntos pendientes

Complicado llevar adelante el blog en estos días. Imposible, mejor dicho. Muchas cosas se han quedado en el tintero: la esperada entrevista con novedades del Jefe, el inexplicable tijeretazo literario del Gobierno ruso, lo nuevo de Muñoz Molina, la represión a la prensa en Marruecos, el concierto de Kings of Convenience en Madrid... Hoy había que volver, aunque sólo sea para arrodillarnos ante el Maestro y desear que nos dure mucho. Ah, y para contar una gran historia. Ahora voy.

miércoles, 11 de noviembre de 2009

Cinco años sin el Rais

Cinco años sin Yasser Arafat. Cinco años sin cabeza en la Autoridad Nacional Palestina. Se murió cuando debía, de madrugada, con lo que nos evitó cambios de páginas y llamadas a la rotativa. Dicen los palestinos que lo envenenó Israel. Los israelíes sostienen que se envenenó solito de malo que era. Arafat no fue un ángel, sino un terrorista que supo dejar el fusil ("No permitan que esta rama de olivo caiga de mi mano", dijo en la ONU). Mató y ordenó matar, aunque ahora se le perdona todo: los asesinatos, el nepotismo y la corrupción de su época de paz. Esas cosas que, como dice Rosa Montero, se concentraban en su mirada para convertirlo en el tipo más repulsivo al que nunca interrogó ("Es un ser tirano con maneras de dictador", insiste en cada entrevista). Todo eso es cierto. Pero Arafat también fue el salvador de una causa que languidecía en el exilio de Jordania o Egipto, fue la voz de una reivindicación callada, fue el rostro de la firmeza de un pueblo expoliado. Tampoco el hoy maravilloso Isaac Rabin fue un santo. También él, mártir muerto por un fanático, tuvo su pasado (aunque a aquello se le llame resistencia). Ambos, con Hussein de Jordania, con Bill Clinton, con Hosni Mubarak, supieron ver que el futuro pasaba por alguna cesión menor en comparación con el logro por venir: la estabilidad en una zona bañada en sangre desde que el mundo es mundo. Arafat fue el que dio un paso hacia los acuerdos, y también el que alentó la Segunda Intifada y los atentados a partir de 2001. Fue él quien pagó las consecuencias: tres años encerrado en la Mukata, aguantando que las tropas israelíes bombardearan su propia casa, la de un presidente internacionalmente reconocido, mientras hablaba por teléfono con Moratinos. Ni el más mínimo respeto como dirigente, hasta el punto de que casi de milagro dejaron que se lo llevaran a París para morir. Arafat fue más, fue un líder; Abbas no pasa de presidente y ahora, encima, no quiere ni la reelección. ¿Qué va a hacer la ANP? ¿Hacia dónde camina? ¿Ha perdido en estos cinco años todo lo ganado? ¿Ha dejado de ser el interlocutor para la paz? Dicen las crónicas que puede avecinarse una Tercera Intifada, a tenor de los enfrentamientos de las últimas semanas en Jerusalén Este. Dicen que esa Tercera Intifada puede darse entre hermanos, entre palestinos, entre las facciones de la ANP y Hamás. Mientras, Hillary Clinton juega a la diplomacia y lo mismo da la razón a Israel con su política de asentamientos que se la quita. Un paso adelante, un paso atrás. En ese escenario, descabezados y sin ganas de avanzar, el gran Obama se erige como salvador del conflicto. Pero ya no hay con quien hablar. Los líderes se mueren y sus gentes viven en tensión. Ya no hay rais, y sigue sin haber estado palestino. Igual lo ven nuestros nietos, si no se matan antes entre ellos y ya no hay pueblo al que dar tierra.

P.D.: Una estudiante pasa junto a una pared con un graffiti del desaparecido presidente palestino, Yaser Arafat, en Gaza, en la franja de Gaza, hoy miércoles 11 de noviembre, día en el que se conmemora el quinto aniversario de su muerte. EFE/MOHAMMED SABER.-

lunes, 9 de noviembre de 2009

Celda 211

Hay que verla. Por Tosar y por Ammann y por Resines. Por la historia tremenda que se inventa nuestro compañero de ABC Paco Pérez Gandul. Qué descubrimiento. Qué buena tarde de sábado.

Deudas pendientes

20 años sin Muro de Berlín. Hoy la prensa regala especiales maravillosos (os dejo sólo el de RTVE, pero en cada diario tenéis maravillosas crónicas), y recuerda también los otros muros que aún están por caer (el de Palestina, siempre Palestina, el de México). Demasiado por hacer, demasiado poco que celebrar.

P.D.: JERUSALÉN (PALESTINA), 08/11/09.- Veinte años después de la caída del muro de Berlín, los palestinos han lanzado la campaña "Unidos Contra el Apartheid" con la esperanza de que la barrera que construye Israel en la Cisjordania ocupada sea la próxima en caer. En la imagen, momento en el que varios activistas derribaron, la pasada semana, parte del muro israelí en Cisjordania. EFE/ Stop the Wall / Ahmad Mesleh

jueves, 5 de noviembre de 2009

Conmoción total

La edición en papel de La Opinión de Granada publicará mañana su último número. El periódico continuará adelante en su versión digital

L.O. La edición en papel del diario La Opinión de Granada publicará mañana su último número, aunque continuará adelante como edición digital en Internet. El cierre afectará a 45 de profesionales. La plantilla de la edición de papel del diario ha sabido esta tarde que el de mañana será el último número del rotativo, que lleva seis años en activo en la provincia.Los trabajadores, que no conocían la noticia hasta hoy, según informaron desde el periódico, realizarán una concentración a las puertas de la sede de La Opinión a las 20,30 horas, a la que está previsto que acudan periodistas de otros medios, en apoyo a sus compañeros.La Opinión de Granada pertenece al grupo Editorial Prensa Ibérica.
Todo el ánimo a Charo Valenzuela y a los suyos... Qué desastre.

lunes, 2 de noviembre de 2009

La verdad del ministro de Franco

El señor Alberto Martín-Artajo, ministro de Francisco Franco (al que no le hace falta link alguno), estaba dando un discurso ante un auditorio (cualquiera vale) cuando comenzó a vanagloriarse de las obras del generalísimo. "Hemos hecho un pantano en nosedonde, y otro más por nosecual monte, y otro más en la cuenca del río equis...". Un paisano lo interrumpe y le dice: "Perdone, pero yo he pasado por nosedonde y allí no hay pantano". Respuesta del ministro: "Viaje usted menos y lea más periódicos".
Enorme anécdota de aquellos tiempos rescatada por mi padre hace diez minutos.