martes, 13 de enero de 2015

Gracias, colegas

Aquí va el "urgente" de una tarde de emociones desatadas. La cosa se viene resumiendo en incredulidad, nervios, llanto, risa floja, más llanto, tembleques variados y éxtasis final agotador, todo entreverado, creo, de cinco cargas de batería completas del Samsung (y lo que queda). Esto es lo que desata la generosidad de mis compañeros de la Asociación de la Prensa de Sevilla. Esta es la alegría que no merezco.
Están locos estos romanos... ¿Cómo se les ha ocurrido darme un premio por hacer lo que todos hacemos, eh? ¿Pero en qué cabeza cabe? Como si Sevilla no estuviera cuajada de periodistazos en cada esquina... En serio, es que no os entiendo. Pero os lo agradezco. Enormemente. Con el corazón dando brincos. Con el pulso desbocado. Con el alma dichosa. Porque no hay mayor halago que el de un colega de la tribu que sabe leer, que sabe escuchar, y que sabe lo que cuesta a veces contar historias. Y porque no sabéis lo que supone vuestro aliento en este momento, cuando empiezo de nuevo a regar las calles de currículos tras la aventura jerosolimitana (nunca acabada, porque nunca me iré. De allí soy).
En este instante soy incapaz de contestaros a todos, a tanta gente buena que sé que comparte este estallido de sonrojo y júbilo. Pero lo iré haciendo. De momento, os mando desde este baluarte nunca del todo olvidado mi infinito agradecimiento, a la APS con Rafael Rodríguez al frente, a los que votaron, a los que presentaron la candidatura y a los que hoy habéis sonreído sabiéndome feliz. Nos vemos en Sevilla.
GRACIAS, COLEGAS