Ha muerto el periodista Javierre. Ha muerto el cura Javierre. Fue director de mi periódico, El Correo de Andalucía, en dos etapas: la primera entre 1969 y 1972 y la segunda, entre 1984 y 1986. Dicen que fue un tipo noble, bueno, con olfato y ganas de pelea en unos tiempos en los que era de todo menos fácil sacar a la calle la primera página de información sindical del franquismo. Valiente y tozudo, trabajador apasionado, no lo vi más de tres veces en mi vida, siempre amable, recio, dispuesto a la nostalgia al decirle: "Mire ustéd, soy de El Correo...". "Levanta la voz, hija, que eso es un orgullo", me dijo la primera vez que, nerviosa y sobrepasada por el mito Javierre, tuve que acercarme a él. Ahora no está, pero quiero creer que entre estas cuatro paredes (sí, aún en la redacción, maldito cierre) queda su legado. Mucho tesón y mucha dedicación vamos a tener que echar para cuidarlo. Descanse, director.P.D.: La foto, de Paco Cazalla.-
5 comentarios:
¿Un cura periodista? ¿Pero era tipo Cope? Menuda mezcla rara, aunque veo que era combativo.
Mira, no, de la Cope nada. Un tipo que siempre estaba al lado de los que menos tenían, y que se sentía incómodo compadreando con las altas curias, aunque sabía cuándo era obligado pasar por el dintel. Tenía una mala leche notable, te recomiendo hoy a Barbeito en ABC,
Periodista de los grandes, cuenta mi padre. Nada que ver con el fariseísmo de la Cope ni con su insulto constante. Vigor, firmeza y solidez es lo que tenía este hombre. Lo que hizo por el mundo del sindicalismo es más que lo que cualquier Redondo, Méndez o Fidalgo son capaces de pensar siquiera. Un cura cura, vamos
Ah, que deberían leer, señores del Baluarte, el artículo que la Rengel ha escrito este finde (con foto, con foto) en El Correo. Habla de Javierre y de Acedo (felicidades, mostro), y de otras cosas de buena disposición. Te vas a convertir en un clásico, niña!
Para Repoeter: eres un pelota, no pienso pagarte ni una cerveza, que lo sepas.
Ana, no hagamos comparaciones, era otra España y otro periodismo, otros directores, otro sectarismo y otros peligros. Bonita la recomendación de Barbeito, Antuan
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