sábado, 15 de agosto de 2009

Fiesta

Las fiestas en San Sebastián son los fuegos y el helado en Los italianos, el paseo por el Kursaal, los conciertos. Eso no lo he visto en las noticias. En el papel, en la tele, sólo he visto cascos rojos, pro-etarras y cargas. Las dos caras conviven, pero sólo vemos una. Por eso los compañeros me preguntan que cómo se puede vivir allí con esa esquizofrenia. No lo sé, voy de visita. Pero sí sé que hay mucha buena gente que rechaza a los de la marcha, en Donostia y en Bilbao (donde los jaleos se repetirán la semana que viene). Que hay vida junto a la muerte y pese a los sanguinarios. Mucha buena gente que va a ganar la partida. Seguro. Ahora, entre ellos, también hay un lehendakari.
P.D.: Y espero que hoy se porten contra el Madrí...

6 comentarios:

Anuska dijo...

Pues serán verdad ambas cosas, pero no puede negarse que el veneno está inoculado en alguna de esa gente. Y eso no pretenderás que se oculte, ¿no?

Anónimo dijo...

Uyyyyy, ya te animas a hablar de "Donostia". ¿Hablas ya euskera?

Unknown dijo...

Que sepas, Anónimo, que Donostia es el nombre de San Sebastián en latín, no en euskera. Y que no domino, no, el idioma, que me parece feísimo, por otro lado, aunque tenga palabras maravillosas. Pero que no le veo yo la parte mala a hablarlo y conocerlo...

Unknown dijo...

Te olvidas de que lo que hace el lehendakari, lo hace porque tiene un acuerdo con el PP. Sin ellos sería imposible, ojo.

Anónimo dijo...

san peckinpah dice:
Lee esto, por favor:
http://www.javierortiz.net/voz/iturri/iban-zaldua-discute-consigo-mismo
A partir de "Iban Zaldua: Discutiendo conmigo mismo".
Un escritor que tiene un relato titulado "Yo fui militante de Euzkadiko Ezkerra" no puede ser malo. Ni serio. Me gusta. Y este seguró que te va a encantar: "Sombras: Nekane". Emocionante. Y muy cortito.
http://www.eizie.org/es/Argitalpenak/Senez/20080221/itzalak
Síguele la pista: Ibán Zaldua.
SALUD

esquife dijo...

El problema es que una parte de la población sobrevive a base de diferenciarse excluyendo al extraño. Y una minoría reside en una realidad incomprensible en la que todo es sangre y destrucción. Recuerdo Pasaia, un pueblo pesquero precioso, hospitalario. En cada calle en vez de adornos de Navidad colgando había maletas con un lema: Alde Hemendik (creo que no se escribía así). Quería decir fuera de aquí. Junto al mar, en unas rocas, se conservaban las siluetas de unos terroristas que fallecieron hace ya más de diez años tiroteados cuando trataban de desembarcan. Y una placa: Pasaia no os olvida... A veces pienso si todo habrá cambiado ya. Si se habrán borrado esas siluetas, si seguirá allí la placa, si habrán sustituido ya el mensaje hostil por un cartel que dé la bienvenida a todo aquel que quiera conocer un bello pueblo vasco pesquero, con gente hospitalaria y con una férrea defensa de sus tradiciones.