martes, 11 de agosto de 2009

El lector

Si eres corresponsal del Alerta en Mozambique es posible que no te ocurra. Si no, lo que os voy a relatar en bastante común en nuestro oficio. Lo que pasa es que no me acabo de acostumbrar y siempre me conmueve. Es algo tan sencillo como toparte con alguien que te está leyendo, que está enfrascado en lo que ayer te costó tanto trabajo escribir o que, por contra, pasa del tema casi sin mirar el titular. Es una montaña rusa lo que desata el lector, de la gloria de la vanidad al hundimiento de la indiferencia. Y hasta al más humilde le ocurre. No llego al nivel de Vila Matas, que en su Desde la ciudad nerviosa narraba cómo un día estuvo a punto de ganarse una denuncia por acoso al intentar leer el título del libro que llevaba una viajera en un cercanías (a Reus, a Blanes, no recuerdo), para ver si era una obra suya. De tanto mirarla, la mujer pensó que estaba repasando sus piernas, o alguna cosa peor, y por poco lo mata. Los periódicos son más vistosos que los libros, no hace falta tanto afán. El primer paso es identificar a un amigo, un comprador de prensa, de la cabecera que sea. Ahí hay un señor que se gasta su euro todos los días para estar informado (y para tener un abanico barato y papel para recoger la mierda del canario). Luego viene ya el flechazo: ha comprado nuestro periódico. Empieza el examen: qué le interesa, dónde se para, dónde sonríe y dónde masculla, dónde supera los tres segundos de repaso de un titular. El último especimen de lector lo encontré ayer en el C2 (una de las líneas circulares de la desesperante empresa municipal de transportes de Sevilla). Cuarenta y tantos, pelo negro cortado a cepillo, bigotazo. Delgadillo y fibroso, parecía el piloto de un caza entrado en años. Gafas de sol, vaquero y polo. Y su Correo. Se sentó y leyó, concienzudo, la portada. Luego fue picoteando y, debo decir, no salimos muy bien parados ni los andaluces ni los económicos. Eso sí, ETA, Local y Deportes se los bebió. Se bajó frente al Parlamento, se sentó en otra parada y siguió leyendo. Con 40 grados. No hizo ni amago de usar el periódico de abanico. No sabe cómo se lo agradecí.

P.D.: La ilustración, de Elvis Antonio Salazar.-

8 comentarios:

Unknown dijo...

Alguna vez me he visto en un bar con un reportaje nuestro enchufado, y reconozco que sube la moral. Hay de todo, igual, el que se troncha el cuello para mirar y el que pide que quiten la tele. Me gusta ver a la gente mirándonos, porque la audiencia no es más que un número. Espero que os lean mucho, compañera

Unknown dijo...

Te gustó porque tenía pinta de milico...

olga Troyano dijo...

La verdad que sí, que a todos nos gustan que nos lean, nos vean o nos oigan, según el medio en el que estemos trabajando, sino para qué lo hacemos sino es por la futura audiencia, lectores u oyentes. A mí, en realidad, me enorgullece cuando alguien me dice que ve Emplea2 (los domingos en Canal Sur 2 a las 10.15, aprovecho para hacer publicidad,jejejej)En realidad, todos, me refiero a los periodistas, somos en mayor o menor medida unos egocéntricos!

Anónimo dijo...

san Peckinpah dice:
MORENATTI HERIDO EN AFGANISTÁN.
Ya lo sabrás, pero te dejo el enlace:
http://www.elpais.com/articulo/internacional/fotografo/espanol/herido/atentado/Afganistan/elpepuint/20090812elpepuint_8/Tes
SALUD

Anuska dijo...

Jajaja... el ego os puede... por lo menos lo reconoces de partida... imagino que es hermoso, eso, yo nunca he podido escuchar a alguien que me estuviera escuchando, ni siquiera con una pieza grabada :(

Unknown dijo...

¿te quieres creer que yo encontré a una señora leyendo la revista que hacíamos en el instituto a 400 kilómetros de mi clase, en la playa? Era la madre de uno de los compañeros... y nos prefirió al Hola!

juanlu sánchez dijo...

Sí señor, qué grandes momentos.

Gregorio Verdugo dijo...

Imagínalo leyendo el periódico en el retrete. Eso sí que es dedicación.