Un policía palestino monta guardia durante la misa oficiada por Benedicto XVI en la plaza del Pesebre en Belén (Cisjordania), el 13 de mayo de 2009. EFE/ABED AL HASHLAMOUN
El Papa se ha atrevido a pedir hoy en Belén (ay, Belén...) una patria palestina soberana. Ya condenó el lunes el antisemitismo, luego pidió dos estados (uno para los israelíes y otro para los palestinos) y se acercó al Yad Vashem a homenajear a los muertos en el holocausto. No se salta ni un cumplido, es cierto, pero lo hace con tan poco énfasis... Así no se conmueve a nadie. A lo mejor es que tampoco tiene fuerza para hacerlo, porque le falta la fuerza de la convicción propia. Por eso suena a hueco.
3 comentarios:
Chica, qué más quieres. Palabras, palabras, palabras. El Papa es un político más
http://www.haaretz.com/hasen/spages/1085493.html
Hombre, lo que dice el hijo del rey que todo lo pudo a lo mejor sí que es interesante... y no se queda en meras palabras
Te voy a abroncar: ¿cómo es que no has recurrido al "decano" para explicar de un plumazo la visita de Ratzinger? Ay, ay, tengo que estar en todo:
http://www.lavanguardia.es/beirut/index.html
Ah, Nino, no te entiendo. Eso de que Hussein de Jordania lo pudo todo, por favor, es una exageración absoluta. Fue un buen padrino que encontró eco en tres casas: las de Rabin, Arafat y Clinton. Él sólo, por sí mismo, no podía nada. No niego su buena intenciòn pero chico, con el voluntarismo poco se hace. Que sí, que trabajó, pero no le des todos los méritos y te ilusiones con su hijo. No tienen nada que ver. A este no lo escucha ni Dios; a su padre lo atendía San Pedro, por lo menos
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