
El primer lunes de abril de 1625, en la aldea de Meung, comenzaba la historia de amistad más intensa que han visto los siglos: la de Athos, Porthos, Aramis y D' Artagnan. Con el mismo espíritu que alentó a los cuatro magníficos abre hoy esta humilde posada al borde del camino. Para que los míos (y los invitados) se acerquen a compartir la vida. Que Dios o el Diablo os guarde...
viernes, 5 de diciembre de 2008
Vida y verdad

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5 comentarios:
Maravilloso maestro de Venecia... donde me voy la semana que viene!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!
Qué impudor, cómo te atreves...
¡Excomunión!
(Al fin veo tu guarida, maja)
El bueno es ese que sabes que nos espera al volver una esquina, para dejarnos sin respiración, sí, sí, ese del Prado. Debemos quedar allí un día, ¿no te parece?
Envidia me das, José Antonio. Cuidado con las inundaciones.
Hola, don Lázaro!!!
Marisa, cuando quieras, en esa esquina del Prado. A llorar un rato de éxtasis.......
Gracias por el apunte artístico, se agradece entre tanto plumilla y tanto palestino y esas cosas ;)
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