viernes, 5 de diciembre de 2008

Vida y verdad

El Guggenheim guarda estos días un buen puñado de joyas llegadas desde el Kunsthistorisches Museum de Viena, un lujo abierto hasta el 18 de enero. Entre los muros de Frank Gehry hay Margaritas de Velázquez, Felipes e Isabeles de Sánchez Coello, miniaturas egipcias, curiosidades de la escuela flamenca -hasta un Van Dyck, hasta eso-, pero pocas obras tan reales, tan arrebatadas, como este Marte, Venus y Cupido de Tiziano. Porque hay quien pinta con alma, sabiendo qué pinta, porque antes lo vivió. Con razón se inspiraba viéndolo Thomas Bernhard....

5 comentarios:

Unknown dijo...

Maravilloso maestro de Venecia... donde me voy la semana que viene!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Qué impudor, cómo te atreves...
¡Excomunión!
(Al fin veo tu guarida, maja)

Unknown dijo...

El bueno es ese que sabes que nos espera al volver una esquina, para dejarnos sin respiración, sí, sí, ese del Prado. Debemos quedar allí un día, ¿no te parece?

Unknown dijo...

Envidia me das, José Antonio. Cuidado con las inundaciones.
Hola, don Lázaro!!!
Marisa, cuando quieras, en esa esquina del Prado. A llorar un rato de éxtasis.......

Unknown dijo...

Gracias por el apunte artístico, se agradece entre tanto plumilla y tanto palestino y esas cosas ;)