Lo descubrí al regresar de mi tour madrileño. Risueño, entusiasta, emocionado. Ahí estaba Sebastián Ruiz. Seba. Mirarlo y quererlo fue algo automático. Me vi reflejada en él, me vi a los veintipocos, queriendo largarme a la fin del mundo, entregado a sueños en los que los atlas se mezclaban con los reporteros de guerra, las buenas historias, la aventura. El trabajo, la rutina, los exámenes; todo se confabuló para no dejarnos tener ese café o esa comida prometida, en la que debíamos hablar de proyectos, ansias, vocación. Se nos fue del periódico, pero al menos antes me dio tiempo a pasarle unos cuantos libros de cabecera, creo, para querer a los de la tribu (Los ojos de la guerra, El héroe inexistente, Los cínicos no sirven para este oficio, La tribu, y algunos más). Hoy Seba está en Alemania de erasmus -una parada técnica antes de irse a Nepal-, y me entero de que también ha abierto chiringuito. Os lo dejo, aunque esté empezando. Seguidlo, porque este muchacho llegará lejos, muy lejos. Ya lo veréis. El primer lunes de abril de 1625, en la aldea de Meung, comenzaba la historia de amistad más intensa que han visto los siglos: la de Athos, Porthos, Aramis y D' Artagnan. Con el mismo espíritu que alentó a los cuatro magníficos abre hoy esta humilde posada al borde del camino. Para que los míos (y los invitados) se acerquen a compartir la vida. Que Dios o el Diablo os guarde...
martes, 4 de noviembre de 2008
Seba
Lo descubrí al regresar de mi tour madrileño. Risueño, entusiasta, emocionado. Ahí estaba Sebastián Ruiz. Seba. Mirarlo y quererlo fue algo automático. Me vi reflejada en él, me vi a los veintipocos, queriendo largarme a la fin del mundo, entregado a sueños en los que los atlas se mezclaban con los reporteros de guerra, las buenas historias, la aventura. El trabajo, la rutina, los exámenes; todo se confabuló para no dejarnos tener ese café o esa comida prometida, en la que debíamos hablar de proyectos, ansias, vocación. Se nos fue del periódico, pero al menos antes me dio tiempo a pasarle unos cuantos libros de cabecera, creo, para querer a los de la tribu (Los ojos de la guerra, El héroe inexistente, Los cínicos no sirven para este oficio, La tribu, y algunos más). Hoy Seba está en Alemania de erasmus -una parada técnica antes de irse a Nepal-, y me entero de que también ha abierto chiringuito. Os lo dejo, aunque esté empezando. Seguidlo, porque este muchacho llegará lejos, muy lejos. Ya lo veréis.
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
1 comentario:
Fue una pena marcharme sin haberlo conocido. Lo seguiremos desde aquí!!
Publicar un comentario