martes, 25 de mayo de 2010

Miguel

No son días para escribir nada, pero Miguel Gil merece el inciso. Era el grande entre los grandes y su pasión nos sostiene cada día. Debemos recordarlo como un mandamiento, para honrar su memoria e intentar seguir su huella. Diez años sin su aliento son demasiados, pero ahí están los demás para mantenerlo vivo.

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