Hace hoy tres años me hicieron el mejor regalo de Reyes de mi vida. Mis amigos Raúl y Manuel se liaron la manta a la cabeza y accedieron a viajar conmigo a Israel y Palestina. Son tres años ya desde que me olvidé los pasajes y el pasaporte (toda la leña) en un mostrador del Prat, desde que sufrimos el interrogatorio aquel al llegar al Ben Gurión, desde que respiramos la sal del Mediterráneo desde la otra orilla, allá al fondo, en Tel Aviv. Qué lejos queda esa primera vez, aquella aventura con banda sonora de Paco Ibáñez y The Cure, cuántas cosas han pasado desde entonces. Esta entrada, que aporta lo justo, sólo es un desahogo. La voluntad de recordar algunos de los mejores momentos de mi vida. Seis días apenas, pero seis joyas que guardar. No sabéis, hermanos, cuánto os lo agradezco.
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