Qué hermosa eres, libertad. No hay nada que te contraste. ¿Qué? Dadme tormento. Más brilla y en más puro firmamento libertad en tormento acrisolada.
¿Que no grite? ¿Mordaza hay preparada? Venid: amordazad mi pensamiento. Grito no es vibración de ondas al viento: grito es conciencia de hombre sublevada.
Qué hermosa eres, libertad. Dios mismo te vio lucir, ante el primer abismo sobre su pecho, solitaria estrella.
Una chispita del volcán ardiente tomó en su mano. Y te prendió en mi frente, libre llama de Dios, libertad bella...
Dámaso Alonso
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