LA VANGUARDIA, 29 DE OCTUBRE DE 2007. PÁGINAS 34 Y 35.
La eclosión de una nueva narrativa judía en Estados Unidos
"Los libros son sagrados"
Nathan Englander comenta su novela El ministerio de casos especiales
Nathan Englander comenta su novela El ministerio de casos especiales
MARC BASSETS - Nueva York. Corresponsal
Le han comparado con los grandes maestros de la literatura judía de EE. UU. Con Bernard Malamud, con Saul Bellow, con Roth. Un crítico dijo de él que era Isaac Bashevis Singer en pleno subidón de crack. A Nathan Englander las comparaciones le abruman. A los 37 años es una de las voces más sólidas de la nueva narrativa judío-americana. Tras el éxito de los relatos de Para el alivio de insoportables impulsos,en el 2007 publica su primera novela, El ministerio de casos especiales,la historia de una familia judía en el Buenos Aires de 1976, en plena guerra sucia. Englander ha hablado esta semana con La Vanguardia.He aquí algunos extractos.
DE LONG ISLAND A ARGENTINA. "Tengo amigos que salen a tomar algo y al día siguiente escriben un relato. Yo en general escribo sobre cosas distantes. Escribir este libro era para mí como escribir desde el punto de vista de una madre sin estar casado ni tener hijos. Un gran salto imaginativo. Crecí sobreprotegido en una comunidad religiosa de Long Island. Tenía poco contacto con el exterior. En mi tercer año de universidad fui a Jerusalén y conocí a unos argentinos. Me fascinaron estos tipos tan marcados por la política. Para mí era extraño estar tan marcado por el momento histórico. Aparte de esto, en la novela también están mis intereses, como la comunidad judía y los regímenes totalitarios, y mis ideas sobre la memoria y el holocausto".
¿UN BUENOS AIRES CENTROEUROPEO? "Ésta es una historia de Buenos Aires, y sólo puede estar situada en Buenos Aires. Una historia familiar y también una historia sobre el terror de la burocracia, que podría suceder en Buenos Aires o Europa Oriental. Tras vivir en Jerusalén me sentí más próximo a Kafka. Vi que lo que contaba no sólo era producto de su voz y su mente, sino también de un tipo de sociedad. En Jerusalén, ir a las oficinas municipales o al Ministerio del Interior para obtener un permiso para aparcar el coche era una pesadilla. Lo que usted llama Europa Oriental para mí es Jerusalén".
UNA NOVELA DE CADÁVERES Y CEMENTERIOS. "Quizá la obsesión viene de cuando me trasladé a Jerusalén en 1996. Todo volaba por los aires (…). Se me metió en la cabeza la idea del soldado desaparecido, que se cambien cien soldados vivos por el hueso de un muerto. Y también la idea de un país construido sobre la cenizas de los cadáveres desaparecidos. Puede usted darme un punto por cada vez que mencione el holocausto - bromea-. La tradición judía está muy centrada en la idea de tener algo que enterrar: un soldado no está muerto hasta que lo tienes".
LA GUERRA SUCIA, ABU GRAIB. "A veces te pasas años escribiendo y después te encuentras con la confirmación de algo que has imaginado. Es lo que para mí representó el artículo La zona gris (en el que Seymour Hersh reveló las torturas de Abu Graib). En él un general o así dice que se devuelve a los prisioneros al mundo blanco.Esa idea de separarles del mundo blanco y llevarles al mundo negro reflejaba de forma tan concreta lo que yo había estado imaginando, que no podía no admitirlo. Pero el libro lo empecé hace diez años. Es un libro muy político por accidente, porque mi metáfora para un gobierno que abusa del poder se refiere a la ausencia de hábeas corpus. Y resulta que mientras estoy escribiendo el libro el país en el que vivo ha decidido suspender el hábeas corpus. Debes tener derecho a defenderte si te detienen. En Guantánamo están dejando salir a gente que no debería haber estado ahí. Es terrible".
LA EDUCACIÓN RELIGIOSA. "Me ha influido de un millón de maneras, pero lo más importante para mí de ese mundo, aunque lo haya rechazado en gran parte, es que son gente a la que le encantan las historias. Cuando eres religioso, la Biblia es la palabra de Dios. No es sólo la historia de un tipo llamado Abraham, sino la historia de un tipo llamado Abraham tal como la cuenta Dios. Es algo grande. Yo creo que los libros son sagrados".
LA TRADICIÓN JUDÍA-AMERICANA. "Hay una tradición, y desde fuera me parece perfecto que se me incluya, pero yo escribo sobre gente. Mi libro es al menos tan judío como argentino, pero nadie me llamará escritor argentino".
Los hijos de Roth
Una nueva generación de escritores judíos irrumpe con fuerza en la literatura de EE.UU.
M. BASSETS - Nueva York
El humor conecta a esta nueva generación con antecesores como Philip Roth o Isaac Bashevis Singer Son judíos, y jóvenes. Muchos de ellos, treintañeros. El holocausto les queda lejos. Las experiencia de la huida de Europa, la inmigración y la integración, también. Tres décadas después de que Philip Roth, el clásico vivo de las letras estadounidenses, suscitase escándalo y aplausos con sus primeras novelas, un puñado de escritores judíos que escriben sobre judíos ha irrumpido con fuerza en el paisaje literario de Estados Unidos. Los hijos de Roth escriben a hombros de gigantes. Aunque algunos se sientan incómodos con las etiquetas, antólogos y críticos les han designado seguidores de una tradición, la judía-americana, que ha dado algunos de los clásicos de la literatura norteamericana contemporánea, como el propio Roth o Saul Bellow. Algunos nombres están consagradados, en su país y en Europa. Es el caso de Jonathan Safran Foer, nacido en 1977 y autor de las novelas Tan fuerte, tan cerca y Todo está iluminado,la historia de un muchacho norteamericano que viaja a Ucrania en busca de la mujer que medio siglo atrás salvó a su abuelo de los nazis. Otros ya han disfrutado en Estados Unidos de la aclamación del público y la crítica. Es el caso de Gary Shteyngart, nacido en 1972 en Leningrado y emigrado en 1977. "Soy Misha Borisovich Vainberg, edad: 30 años, un hombre de enorme sobrepeso, ojos de azul profundo, una bonita napia judía que trae a la mente la raza más distinguida de loros, y unos labios tan delicados que desearías limpiarlos con el anverso desnudo de tu mano", arranca su última novela, Absurdistán,publicada hace año y medio. El humor conecta a esta generación - también puede incluirse en ella a Nathan Englander y a Michael Chabon, mayor que los autores mencionados- con antecesores como Roth o Isaac Bashevis Singer, el Nobel yiddish. Pero hay diferencias. "La mayoría de judíos ya no son inmigrantes, ni pobres, ni marginados", escribe el escritor Paul Zakrzewski en Tribu perdida,una antología de ficción judía publicada en el 2003. "La identidad judía ya no se basa sólo en la identificación con Israel y el holocausto". Es verdad que muchos de estos autores abordan el holocausto, aunque sea de forma indirecta, como es el caso de Englander en El ministerio de casos especiales.Pero, como ha ecsrito el profesor de Yale William Deresiewicz en un artículo severo con estos autores en la revista The Nation,"no escriben de su propia experiencia". "La parte más visible de la generación de novelistas conscientes de ser judíos - remachaba- parecen evitar su propia experiencia porque ésta resulta demasiado aburrida".
Una nueva generación de escritores judíos irrumpe con fuerza en la literatura de EE.UU.
M. BASSETS - Nueva York
El humor conecta a esta nueva generación con antecesores como Philip Roth o Isaac Bashevis Singer Son judíos, y jóvenes. Muchos de ellos, treintañeros. El holocausto les queda lejos. Las experiencia de la huida de Europa, la inmigración y la integración, también. Tres décadas después de que Philip Roth, el clásico vivo de las letras estadounidenses, suscitase escándalo y aplausos con sus primeras novelas, un puñado de escritores judíos que escriben sobre judíos ha irrumpido con fuerza en el paisaje literario de Estados Unidos. Los hijos de Roth escriben a hombros de gigantes. Aunque algunos se sientan incómodos con las etiquetas, antólogos y críticos les han designado seguidores de una tradición, la judía-americana, que ha dado algunos de los clásicos de la literatura norteamericana contemporánea, como el propio Roth o Saul Bellow. Algunos nombres están consagradados, en su país y en Europa. Es el caso de Jonathan Safran Foer, nacido en 1977 y autor de las novelas Tan fuerte, tan cerca y Todo está iluminado,la historia de un muchacho norteamericano que viaja a Ucrania en busca de la mujer que medio siglo atrás salvó a su abuelo de los nazis. Otros ya han disfrutado en Estados Unidos de la aclamación del público y la crítica. Es el caso de Gary Shteyngart, nacido en 1972 en Leningrado y emigrado en 1977. "Soy Misha Borisovich Vainberg, edad: 30 años, un hombre de enorme sobrepeso, ojos de azul profundo, una bonita napia judía que trae a la mente la raza más distinguida de loros, y unos labios tan delicados que desearías limpiarlos con el anverso desnudo de tu mano", arranca su última novela, Absurdistán,publicada hace año y medio. El humor conecta a esta generación - también puede incluirse en ella a Nathan Englander y a Michael Chabon, mayor que los autores mencionados- con antecesores como Roth o Isaac Bashevis Singer, el Nobel yiddish. Pero hay diferencias. "La mayoría de judíos ya no son inmigrantes, ni pobres, ni marginados", escribe el escritor Paul Zakrzewski en Tribu perdida,una antología de ficción judía publicada en el 2003. "La identidad judía ya no se basa sólo en la identificación con Israel y el holocausto". Es verdad que muchos de estos autores abordan el holocausto, aunque sea de forma indirecta, como es el caso de Englander en El ministerio de casos especiales.Pero, como ha ecsrito el profesor de Yale William Deresiewicz en un artículo severo con estos autores en la revista The Nation,"no escriben de su propia experiencia". "La parte más visible de la generación de novelistas conscientes de ser judíos - remachaba- parecen evitar su propia experiencia porque ésta resulta demasiado aburrida".
SEPA MÁS...
El nobel yiddish: Isaac Bashevis Singer
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