Alexandra Boulat, para Time. Residencia de Ehud Olmert en Jerusalén, marzo de 2007.-
Ehud Olmert anuncia que
se va, que los
escándalos se lo comen, que no concurrirá a las primarias del
Kadima, ese partido extraño creado tras la pataleta de Sharon -el líder muerto en vida- con su gente del
Likud. Kadima,
adelante, ese partido que todos llaman centrista, nada más lejos de la realidad. Ahora Olmert deja que se peleen por el sillón Livni (Exteriores) y Mofaz (Transportes). Habrá sangre, que los dos tienen buenos dientes, pero la ministra, entiendo, es la favorita, tremenda fiera. Dice el antiguo alcalde de Jerusalén que quiere irse dejando un
acuerdo con los palestinos. ¿Tenemos que aplaudirle la gracia? ¿Quiere conseguir en un mes lo que no se ha logrado en 60 años de historia de Israel, lo que él no ha intentado arreglar en su corta legislatura? Ya es una quimera ("aquello que se propone a la imaginación como posible o verdadero, no siéndolo", dice la
RAE) que Annapolis se aplique y el año 2009 sea el de la declaración del Estado palestino, aunque sea de forma testimonial. ¿Cómo tiene la dicha de jugar siquiera con este asunto?
Netanyahu ya anda pidiendo elecciones anticipadas para otoño, algo previsible cuando Olmert venció en marzo de 2006, cuando se erigió como el menos torpe entre los torpes, a juicio de los israelíes. El tango que se marcó en la noche de la victoria con su mujer (Aliza, señora pacifista y que vota al
Meretz) se le ha enredado demasiado. Otoño movido. Otoño de cambios. Lo importante es que sean buenos para esa tierra y sus vecinos. Estaría bien estar allá para contarlo...
2 comentarios:
Pilla el petate y vete. Ya contaste el ascenso de Olmert (y muy bien, dios lo sabe), así que ve y nos cuentas su hundimiento. Ánimo...
Penoso. Tira pa´llá, ome...
Publicar un comentario