La Audiencia Nacional va a dar carpetazo a la investigación por la muerte de José Couso en Bagdad, hace cinco años. Las razones: los tres militares estadounidenses procesados actuaron en un "acto de guerra" que justifica su ataque, al sentirse amenazados; no tenían "intención directa" de matar al cámara de Tele 5 y en todo momento pensaban que disparaban contra un enemigo iraquí. ¿Es un acto de guerra, es disparar contra el enemigo, atacar el hotel en el que se encuentra toda la prensa internacional? Porque todos, absolutamente todos los habitantes, visitantes y mercenarios de Bagdad de aquellos días sabían que el Palestina era el hotel de la prensa. Y de nadie más. Sobre todo al día siguiente de que los americanos se hicieran con el aeropuerto de la capital, cuando la estampida de los fieles a Sadam fue generalizada. O sea, que sabían que el hotel era un terreno neutral, un edificio civil intocable. Allí no había enemigos y ellos lo sabían. Otra cosa es que entre el temor con un arma en la mano, que se tenga el gatillo fácil, que se sea un pobre soldadito estadounidense muerto de miedo. ¿Con sus vanguardistas miras telescópicas no distinguieron una cámara de un lanzacohetes? Las únicas armas que había en el Palestina eran esas, las cámaras y los bolígrafos.
Entiendo que cuando un periodista se larga a una zona en conflicto va con todas las consecuencias, a sabiendas de que te pueden matar (aunque eso ya también te puede pasar cubriendo la Liga del Madrid en la Cibeles...). La mala suerte siempre ronda. Pero esto no es mala suerte. Es un ataque premeditado. Un observador que disgusta. No hubo la más mínima paciencia para comprobar lo que pasaba. Se entiende el disparo cuando tienes al contrario apuntando, no cuando sabes que no puede ser otra cosa que un informador. Por eso ahora Carlos Hernández, Jon Sistiaga, Olga Rodríguez y Jesús Quiñonero, los periodistas españoles que vivieron el ataque junto a Couso, han tratado de aclararle algunas cosas a la Audiencia. Al menos queda el derecho a protestar. Qué bien nos hemos portado con el amigo americano. Condoleezza Rice nos pidió hace un año que nuestra justicia no se ensañara con sus tres muchachos. Parece que hemos cumplido. Aunque sea a costa de meter esa justicia en un cajón.
4 comentarios:
Ningún soldado americano puede cumplir una pena impuesta por un tribunal extranjero por un acto de guerra (esto incluye masacres, violaciones, transgresiones de la Convención de Ginebra, ejecuciones sumarias, saqueos, vejaciones, secuestros, torturas, asesinatos selectivos, daños colaterales, etc). El imperio protege a sus esbirros. Esa panda de subnormales (éstos sí lo son, que nadie se ofenda) acuden a crear y vivir infiernos que los dejan mentalmente lisiados de por vida. No aprenden estos gilipollas. Les pasó en Vietnam y les pasa ahora. Dentro de diez años, veremos películas de veteranos tullidos y atormentados que no pueden escapar de la guerra. Imbéciles. Del primero al último. Zopencos con tecnología asesina que encuentran en la barabarie la salida del bar de carretera. Y si no, a dar matarile a medio instituto.
La condena de estos tres lerdos asesinos hubiese sido simbólica. Nunca la hubiesen cumplido porque su gobierno les ampara. Pero hubiese supuesto un acto de valentía por parte de un estado soberano que defiende a sus ciudadanos en el extranjero. Pero el PSOE ya sacó su tajada en caliente, sin responsabilidad de gobierno en aquel momento. Ahora se achanta ante el gigante.
Es indignante y asqueroso.
Efectivamente, simbólica pero necesaria hubiera sido esa condena. Pero, claro, es cierto que cuando vino Rice, Desatinos le hizo una rueda de prensa a la medida en la que no tuvo ni que hablar del tema. Fue un trato perfecto... ellos nos ponían unas cosillas que nos interesaban a buen precio y nosotros no hes hacíamos pupa con el Caso Couso. Efectivamente, aún no he escuchado a ningún miembro del Gobierno actual hablar del archivo. Vale, es un acto judicial "independiente" que hay que respetar.... Vale. Pero eso no es lo lo decían en la oposición. Jugando encima con las familias.
No es justo que Garzón pueda juzgar las torturas de Chile o Argentina y que no se le pueda meter mano a estos 3 militares. Supongo que el derecho en tiempos de guerra no es el mismo que en tiempos de paz (que yo no soy ni abogada ni periodista). Pero debería ser igual por coherencia, ¿no? Defiendo la imputación, y agradezco el trabajo de los periodistas para estar ahí pase lo que pase. "Para que sean nuestros ojos y nuestros oídos", que te gusta decir a ti, jeje
http://www.periodistas-es.org/pes/artigo.asp?cod_artigo=3308
Más de lo mismo. Saludos
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