No lo cantó el lunes en Bilbao, qué le vamos a hacer. Quizá esa (y la brevedad) fue la única pega que se le puede poner a un concierto espectacular, de esos que ayudan a pasar el mono de buen jazz. No es que cante Diana Krall, es que actúa un cuarteto impresionante (ella + Anthony Wilson -guitarra-, Ben Wolfe -bajo- y Karriem Riggins -batería-) que funciona como un reloj suizo y que lo cuadra hasta cuando improvisa. Elegancia y ritmo, cadencia y corazón. Sería imperdonable que, si os pasa cerca, os perdiérais la gira de Quiet nights.
4 comentarios:
Vaya vaya, dando envidia. Qué mala uva!
(espero que disfrutaras)
No conocía esta versión del "Fly me to the moon", me ha encantado. ¡Gracias!
AGGG! Qué envidia, maldita!
Uauuuuuuuuuuuuu
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