A un periodista español le meten la tijera en Francia y a otras dos corresponsales las amenazan con retirarles la acreditación en Marruecos. Qué buena racha. Da gusto desayunar con la noticia de que el Gobierno de Rabat se niega a renovar su permiso de estancia a la redactora de la Cadena Cope, Beatriz Mesa, y a la de La Vanguardia y la Cadena SER, Carla Fibla. Su delito, claramente merecedor de escarnio, ha sido participar en una mesa redonda organizada por la Asociación de Amigos del Pueblo Saharaui de Mallorca. Dicen ahora las autoridades marroquíes que nunca pensaron en retirar esas credenciales a las reporteras, pero en un comunicado afirman que con su trabajo "se han enfrentado a los sentimientos" del pueblo vecino. "Han divulgado manifiestamente posiciones que perjudican a Marruecos", informa Efe.
La mediación de Miguel Ángel Moratinos y Gustavo de Arístegui ha puesto final feliz a un episodio que no es más que la guinda del amargo pastel que cada día se tragan en Marruecos nuestros corresponsales. Nos lo gritaban ayer, en un comunicado conjunto firmado por 12 periodistas, todos los españoles que hay en el país permanentemente, salvo el de Efe, precisamente. "Estamos amenazados por la arbitrariedad del Gobierno local y nos sentimos absolutamente desamparados", decían los compañeros.
Mejor aún lo contaba un periodista marroquí, poco amigo de Mohamed VI, Ali Lmrabet, en El Mundo. "En un trato denigrante, el pasado 13 de marzo, Driss Abdou, un alto responsable del Ministerio de la Comunicación, hizo jurar en su despacho a las dos periodistas que nunca más tendrían relaciones con el Polisario o personas cercanas al movimiento independentista saharaui. Si no, las informadoras tendrían, les dijo, que "atenerse a las consecuencias" (...). "Recibimos advertencias verbales relacionadas con contenidos de nuestro trabajo", "coacciones y amenazas", y hasta "hechos más denigrantes", escriben los periodistas que cuentan cómo en las últimas vacaciones de Navidad, el corresponsal de la televisión catalana TV-3 sufrió un robo en su domicilio particular. "Los asaltantes se llevaron ordenadores e información escrita, sin llevarse dinero ni objetos de valor. Las insólitas características del robo hicieron que desde el principio estuviera claro que no se trataba de un asunto de delincuencia común", recalcan. Por otro lado, según un periodista español que no ha querido ser identificado por miedo a represalias, "desde enero pasado las tres televisiones con oficina permanente en Marruecos –TVE, TV-3 y Canal Sur TV- están privadas del permiso de transmisión que poseían desde 2004. La empresa española encargada del servicio de transmisión de las imágenes y noticias a las redacciones en España ha sido sumida en un laberinto jurídico sin salida para impedir su funcionamiento, y en la actualidad no pueden ejercer sus funciones, con lo que se impide que el trabajo de las televisiones españolas llegue de forma normalizada a los espectadores de nuestro país". Sin embargo, otras cadenas extranjeras sí han obtenido ese permiso de transmisión sin mayores dificultades, lo que lleva a pensar que se trata en una ofensiva en toda regla contra los medios de información españoles (...).
Y hay quien sigue diciendo que la libertad de prensa no está amenazada en el mundo. No, que va. Que baje Dios y lo vea, o lo lea. Si hasta afecta a los nuestros, tan occidentales. En Francia, en Marruecos, en el País Vasco con los de las capuchas y en alguna que otra redacción, por otros intereses.
3 comentarios:
http://eltiradorsolitario.blogspot.com/
Es que no quieren que los periodistas cuenten sus planes de guerra para el Sahara
Lamentable como lo del francés. Así que ánimo, todo el ánimo, para los compañeros. A ver si un día hablamos de verdad de esas otras limitaciones para trabajar y esas otras tijeras que sufrimos en la prensa española
Dos hijos de perra, por ser fino
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