martes, 5 de febrero de 2008

Dignidad

Yo me quiero morir rápido, sin enterarme, de un plumazo. Un visto y no visto. Como toda la humanidad, entiendo, no quiero dolores ni pesares, ni angustiosos meses de decadencia, de ver que te vas, de ver que eres una carga, aunque querida, para la familia. Quiero morirme con dignidad, vamos. Es lo mínimo que deberían concedernos Dios o el Diablo en esta vida, al menos. De ahí que desde aquí transmita todo mi apoyo al doctor Montes de Leganés y a su equipo, que intentaron hacer menos traumático el camino hacia el fin a un buen puñado de pacientes del Severo Ochoa. Mucho se ha escrito estos días al respecto, así que no haré aquí una tesis. Sólo os animo a que leáis el artículo que publicó Jorge M. Reverte en El País, en el que relata cómo falleció su madre, con el empujoncito de quien la quería. Mucho cariño, mucha claridad de ideas, mucha valentía hay en este artículo. Os dejo la versión de la web que se ha creado en apoyo a Montes:

http://quemeatiendamontes.wordpress.com/2008/02/03/una-muerte-digna/#more-21

2 comentarios:

Unknown dijo...

Yo prefiero ni pensarlo porque, verás, es que a mí no me gustaría morirme. Ni en paz ni en guerra. Puestos a ello desde luego estoy contigo, con Reverte hasta la última línea. Cuando vemos el ejemplo a nuestro lado, como en el caso de este hombre con su madre, se nos despejan las pocas dudas planteables. Ni camas ni agonías largas. Prefiero ahogarme lento en mi Puerto

Anónimo dijo...

Buenas tardes a todos los blogeros. Sólo os escribo para desearos paciencia, sabiduría y prudencia en el ejercicio de nuestra profesión, que es tan hermosa. Me encanta pensar y escribir sobre lo que hacemos y por eso me gusta este sitio. Indico el enlace de la web de mi agencia, Ical, para quien le interese. Saludos